Pogačar es humano: el campeón que ha tocado techo y ahora necesita parar

Tadej Pogačar, con solo 26 años, ha alcanzado un palmarés que muchos ciclistas sueñan en toda su carrera: cuatro Tour de Francia (2020, 2021, 2024 y 2025), un Giro de Italia (2024), múltiples monumentos incluyendo Lieja‑Bastoña‑Lieja en 2021, 2024 y 2025; Tour de Flandes en 2023 y 2025; cuatro ediciones del Giro de Lombardía, más Strade Bianche, Flecha Valona, Amstel… y el título de Campeón del Mundo en ruta en 2024, el clásico triplete único junto a Merckx y Roche. Tadej ya no tiene que demostrar nada a nadie. El extraterrestre toca techo, desciende y pisa el suelo. Por primera vez lo vemos, lo notamos, Pogačar es humano.

Pero, tras un año de dominio absoluto, Tadej ha deslizado un mensaje inesperado: está exhausto, mental y físicamente. Ha competido desde marzo sin descanso. Ha brillado en carreras de un día, de una semana, Grandes Vueltas y clásicas. Ahora, su cuerpo y mente piden pausa.

Una temporada colosal y una factura personal

En 2025, Tadej ha conquistado: el UAE Tour, Strade Bianche, el Tour de Flandes, la Flecha Valona, Lieja‑Bastoña‑Lieja, el Critérium du Dauphiné y cuatro etapas del Tour de Francia, entre ellas las decisivas en Hautacam y Peyragudes. Sin olvidar sus podios en Milano-Sanremo, Amstel Gold Race y Paris-Roubaix. Con ello, superó ya los 100 triunfos profesionales, récord histórico al alcance de muy pocos.

Este éxito absoluto tiene un reverso: una fatiga profunda. Él lo ha explicado sin ambages:

“Terminé bastante fatigado. Este Tour se me ha hecho largo”…
“He llegado al límite. Necesito desconectar y cuidar mi salud mental”

Ha ganado casi todo. Lo ha hecho joven, con alegría, con ambición desbordante y una sonrisa contagiosa. Pero ahora, tras conquistar su cuarto Tour de Francia y una temporada tan brillante como extenuante, Tadej Pogačar ha mostrado su cara más humana. La del cansancio, la de la fatiga mental, la del campeón que, por primera vez, no quiere más. Al menos, por ahora.

Tour 2025: dominio… con señales de cansancio

Esta Grande Boucle fue otra demostración de su talento. Desde la primera semana controló la carrera con una superioridad casi insultante. Ganó etapas, lució el Maillot Arcoíris como un verdadero campeón del mundo y dejó sin opciones reales a sus rivales. Ni Vingegaard, que lo intentó con dignidad, ni siquiera su propio cansancio pudieron impedir el triunfo.

Este Tour de Francia, Tadej fue simplemente arrollador. Logró su cuarto Maillot Amarillo y superó a Jonas por más de 4 minutos en la Clasificación General. Rompió el récord de subida al Mont Ventoux con un tiempo de 54 minutos  41 segundos en la Etapa 16. Pero incluso en medio de ese dominio, se percibió un Pogačar distinto: más control, menos festejo, menos ataques. La tercera semana fue una gestión: ojos en la meta, mente en el futuro. Su sonrisa final fue digna, pero menos jubilosa. Más aliviada.

Estoy cansado. El Tour se me ha hecho largo

No lo ocultó. En declaraciones a los medios, el esloveno confesó estar al límite. “Terminé bastante fatigado. El Tour se me empieza a hacer largo”, dijo tras las últimas etapas de montaña. Y aunque logró alzar los brazos en París, sus gestos eran distintas. Siempre ha sido auténtico, nunca ha ocultado su alegría, ahora no oculta su cansancio. Pogačar es humano.

También dejó claro que no correrá La Vuelta a España 2025. “No estaré. Necesito vacaciones”, sentenció. Una decisión lógica… y reveladora. Este es un ciclista que en los últimos cinco años ha estado siempre al frente de todo: Tour, Giro, Monumentos, Mundiales. Lo ha querido todo. Y lo ha conseguido casi todo. Esa decisión no es un retroceso, sino una señal de autocuidado, de conciencia emocional.

Durante años lo vimos voraz, hambriento de gloria, como si su límite no existiera. Ahora, por primera vez, su voracidad parece saciada. Y su cuerpo, ese prodigio fisiológico, le ha pedido parar. No por una lesión, sino por una verdad ineludible: también es de carne y hueso.

Un descanso necesario… para seguir escribiendo historia.

Lejos de decepcionar, estas declaraciones engrandecen a Tadej. Porque solo los grandes saben cuándo levantar el pie, cuándo decir basta, cuándo dejar que la mente respire. Su ausencia en La Vuelta no es un final, ni una renuncia. Es una pausa consciente. Un gesto de madurez.

Pogačar es humano. Y esa humanidad lo hace más admirable, más cercano, más eterno. Volverá. Quizá aún más fuerte. Pero ahora, le toca descansar. Porque incluso los campeones necesitan vacaciones.

Por Juan Ramírez

Apasionado por el deporte. Busco mis límites con entrenamiento, nutrición y ejercicio responsable.

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