Michael Storer ha agitado el debate en el mundo del ciclismo con unas declaraciones sorprendentes sobre Tadej Pogacar. El ciclista australiano aseguró que el esloveno, campeón del último Tour de Francia, habría decidido de forma deliberada no ganar algunas etapas, una actitud que, según él, resultó extraña y difícil de entender.
En una entrevista con RMC Sport, Storer explicó que recibió información sobre cómo Pogacar optó por no rematar en jornadas concretas, a pesar de tener fuerzas suficientes para imponerse. “Al menos un día, tuve información de que Tadej había decidido no ganar esta etapa. Me resultó extraño presionar al equipo todo el día y luego, en la última subida, decidir no ganar”, confesó el australiano. Para Storer, lo lógico hubiera sido permitir que la escapada llegara sin desgastar al UAE Team durante toda la jornada, en lugar de levantar el pie en los últimos kilómetros.
El propio Storer fue más allá y apuntó a un motivo de fondo: la presión del público francés. Según él, Pogacar habría intentado rebajar su nivel de protagonismo para no ganarse más abucheos en la ronda gala. De esta manera, el australiano sugiere que el esloveno jugó con la estrategia no solo deportiva, sino también mediática, tratando de evitar polémicas con la afición.

CHRISTOPHE PETIT TESSON
Otras versiones para las declaraciones de Storer
En paralelo, el diario Marca recogió otra interpretación sobre el mismo asunto. Según esa versión, Pogacar simplemente eligió ganar el Tour y no desgastarse en la lucha por más victorias parciales. En otras palabras, habría priorizado la clasificación general por encima del espectáculo. Este enfoque contrasta con el planteamiento de Storer, que dejó entrever un trasfondo más calculado y condicionado por el ambiente alrededor del esloveno.
Lo cierto es que las palabras de Storer han abierto un debate entre aficionados y expertos: ¿renunció Pogacar realmente a ciertas etapas por decisión propia o fue simplemente una estrategia inteligente para asegurar el triunfo en París? Sea como fuere, las declaraciones del australiano añaden un matiz polémico al Tour y refuerzan la idea de que, en el ciclismo moderno, las victorias se deciden tanto en la carretera como en los despachos y en el terreno de la comunicación.