La cicloturista del Lombardia 2025, un viaje al corazón del ciclismo

Hay días en los que el ciclismo deja de ser deporte y se convierte en un rito. Eso es la cicloturista del Lombardia: una jornada donde los nombres de las montañas son historia viva, donde el otoño tiñe las carreteras de épica y donde cada pedalada se siente como un homenaje a los grandes que escribieron su leyenda entre estos valles.

Desde el primer pedal en Cantù, supe que este no sería un día cualquiera.

Salida desde Cantù: hojas muertas, aire fresco y nervios en el ambiente

El amanecer sobre Cantù nos recibió con un ambiente precioso. La temperatura era perfecta, fresca pero amable, de esas que invitan a rodar largo. Había nervios, ilusión y ese silencio contenido que solo se rompe con el clic de los pedales. Se notaba que la cicloturista del Lombardia es algo único.

El pelotón partió rápido, muy rápido, bajo un cielo gris perlado. El viento levantaba las hojas caídas del otoño, que revoloteaban y crujían bajo las ruedas como si aplaudieran nuestro paso. Era puro ciclismo: instintivo, hermoso y honesto.

Camino a Sormano: el preludio de la leyenda

Los primeros repechos sirvieron para calentar las piernas y el alma. Pulsaciones altas, ritmo firme y ese punto de tensión que te recuerda que lo mejor, y «lo peor», está por venir.

El Muro di Sormano se acercaba. Solo su nombre ya impone respeto. Quien lo ha subido lo sabe: no hay comparación posible.

El Muro di Sormano: un muro que mide tu alma

Y allí estaba: una pared que parece subir hasta el cielo. El Muro di Sormano no se escala, se sobrevive.
Desde la primera rampa el pulso se dispara. El sudor cae sobre los ojos, la respiración se acelera, y cada pedalada es una lucha interior. Mantener la cadencia, la línea, esquivar ciclistas que zigzaguean, no rendirse. Todo lo demás desaparece.

Coroné sin aire, con las piernas ardiendo, pero con una felicidad que solo el ciclismo puede dar. Había conquistado uno de los grandes mitos del deporte.

La bajada hacia el Lago di Como fue otro tipo de desafío: curvas cerradas, asfalto roto, tensión constante. Pasar por el puente donde cayó Remco Evenepoel pone los pelos de punta. Aquí, el respeto por la montaña se gana a cada metro.

Lago di Como: el respiro más hermoso del día

Tras la batalla, llegó la calma. Rodar bordeando el Lago di Como es una experiencia mágica. El asfalto aún húmedo reflejaba las montañas lombardas, y la humedad del amanecer envolvía el paisaje con una niebla ligera.

Fue el momento perfecto para recuperar el aliento y dejar que la mente se llenara de gratitud. El ciclismo también es esto: silencio, paisaje y equilibrio.

El Ghisallo: la subida que te pone en tu sitio

El Ghisallo me sorprendió. No esperaba unas rampas tan duras al inicio, rampas que te recuerdan quién manda aquí. Tuve que bajar el ritmo y concentrarme. No era momento de forzar, sino de disfrutar del esfuerzo.

Poco a poco, la carretera se suavizó y apareció la silueta de la Madonna del Ghisallo, santuario y corazón del ciclismo mundial. Coroné con una sonrisa, sabiendo que acababa de tocar uno de los lugares más sagrados para cualquier amante de la bicicleta.

Últimos kilómetros de la cicloturista del Lombardia 2025: Brenna y el sabor del final

El regreso hacia Cantù fue rápido, con varios grupos colaborando en la parte final. Pero aún quedaba una emboscada: el muro de Brenna, corto pero explosivo, que rompió el ritmo y exprimió las fuerzas que quedaban.

Después, la carretera se abrió y las pulsaciones se estabilizaron. La entrada en Cantù fue tranquila, serena, con la satisfacción de haber completado una de las pruebas más icónicas del calendario cicloturista: la cicloturista del Lombardia.

De Siena a Cantù: de los sueños al recuerdo

Del polvo blanco de la Strade Bianche al verde húmedo del Lombardia. De los pavés del Flandes al santuario del Ghisallo. Este año ha sido un viaje por la esencia del ciclismo: sudor, emoción, compañerismo y esa felicidad difícil de explicar al cruzar la meta.

Terminar la cicloturista del Lombardia no es solo sumar otra medalla o completar un desafío. Es rendir homenaje a la historia del ciclismo, sentirse parte de algo más grande, y volver a casa con el corazón lleno.

Por Juan Ramírez

Apasionado por el deporte. Busco mis límites con entrenamiento, nutrición y ejercicio responsable.

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