La historia del Alpe d’Huez: las 21 curvas más famosas del Tour

La historia ciclista del Alpe d’Huez: la montaña que hizo leyenda

Pocos lugares en el mundo del ciclismo despiertan tantas emociones como el Alpe d’Huez. Con sus 21 curvas numeradas, sus rampas que alcanzan el 13% de pendiente máxima y una historia tejida a base de gestas, derrotas y resurrecciones, esta montaña francesa es mucho más que un puerto: es un símbolo del Tour de Francia y del espíritu épico del ciclismo.

Los orígenes: la primera subida al Alpe d’Huez

El Alpe d’Huez debutó en el Tour de Francia de 1952, y lo hizo por la puerta grande. Aquel año, el legendario Fausto Coppi destrozó a sus rivales en una ascensión que marcaría el inicio de una historia eterna.
Su ataque fue tan contundente que el puerto no volvió a incluirse hasta más de dos décadas después, pero ya había nacido el mito.

El regreso y la era dorada del Alpe d’Huez

En 1976, el Tour regresó al Alpe d’Huez y desde entonces se ha convertido en una meta icónica. Cada una de sus 21 curvas, numeradas del 21 al 1, está dedicada a un ganador de etapa. Es un auténtico museo al aire libre de la historia del ciclismo. A partir de 2003, donde el número de ganadores superó al de curvas, los nombres se añaden a cada curva, empezando de nuevo por la 21.

Durante los años 80 y 90, la montaña fue escenario de duelos inolvidables. Nombres como Bernard Hinault, Greg LeMond, Lucho Herrera, Marco Pantani o Lance Armstrong quedaron grabados para siempre.
En 1997, Pantani firmó una de las subidas más rápidas jamás registradas: 37 minutos y 35 segundos. Su danza sobre la bicicleta aún resuena en las pendientes del Alpe.

Historia Alpe dHuez

El ambiente: el alma del Alpe d’Huez

El Alpe d’Huez no sería lo mismo sin su gente. Miles de aficionados llenan sus curvas cada año, creando una atmósfera única.
La famosa “Curva 7”, convertida en territorio neerlandés, se transforma durante el Tour en una auténtica fiesta naranja. Allí el ciclismo se mezcla con la pasión, la música y el color.

Subir el Alpe d’Huez es un rito de paso. No importa si eres profesional o cicloturista: conquistar su cima es entrar en la historia del ciclismo.

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El Alpe d’Huez hoy: un desafío eterno

Actualmente, el Alpe d’Huez sigue siendo una meta soñada tanto para corredores como para aficionados. Además del Tour, la montaña acoge pruebas como la Marmotte Granfondo Alpes, donde miles de ciclistas amateurs se enfrentan al reto de los campeones.

Cada año, nuevas generaciones escriben su propia historia en este puerto que sigue inspirando respeto y admiración.
El Alpe d’Huez es, en definitiva, una montaña con alma, un escenario donde el sufrimiento se transforma en gloria.

Datos técnicos del Alpe d’Huez

  • Altitud: 1.860 m
  • Desnivel: 1.120 m
  • Distancia: 13,8 km
  • Pendiente media: 8,1%
  • Curvas numeradas: 21

El Alpe d’Huez no es solo una subida: es una página viva de la historia del ciclismo. Allí donde Coppi, Hinault o Pantani brillaron, cada ciclista que llega a la cima revive parte de esa magia.
Porque en el Alpe, más que pedalear, se honra la leyenda.

Curva 7 Alpe dHuez

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