Noel Martín: «Nunca me habría imaginado todo lo que he vivido, y eso me hace estar muy orgulloso de mi carrera»

Noel Martín Infante nació en la localidad abulense de El Arenal en 1989. A las faldas de la Sierra de Gredos, Noel empezó a montar en bicicleta en la Escuela de Ciclismo de Arenas de San Pedro, donde se familiarizó con el deporte y comenzó a mejorar a pasos agigantados de la mano de Juan Soroa.

El año 2007 fue el de su explosión. En una Vuelta a Pontevedra en la que se adjudicó tres etapas y la clasificación general, la Fundación Euskadi se fijó en él y decidieron ficharle para su equipo amateur, el Naturgas Energía. Tras dos años compitiendo en la categoría Sub-23, Noel Martín dio el salto al profesionalismo en un equipo Orbea en el que militaban corredores de la talla de Mikel Landa y Ion Izagirre.

El abulense militó en el filial del Euskaltel-Euskadi durante los años 2010 y 2011, antes de regresar al campo amateur, donde ha competido en equipos como Super Froiz, Telco’m-Ginex, Kuota-Construcciones Paulino, Vigo-Rías Baixas o Lasal Cocinas – Craega. Sin embargo, sus mayores éxitos llegaron a partir del año 2014, cuando comenzó a competir como piloto en la modalidad de ciclismo adaptado.

En esta disciplina, sus principales logros han sido dos Campeonatos del Mundo en ruta (2014 y 2021) y una medalla de bronce en la contrarreloj individual de los Juegos Paralímpicos de Tokio. No obstante, en su palmarés figuran otros grandes resultados, como un subcampeonato del Mundo en CRI (2015), tres diplomas en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 o medallas de oro en los Campeonatos de España. En 2024, las Cortes de Castilla y León le concedieron la Medalla de Oro de la Institución en reconocimiento a su bronce en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

– ¿Quién es Noel Martín?

Noel Martín es un deportista que desde pequeño se aficionó a la bicicleta y que consiguió que esa afición se convirtiese en su trabajo, ya que actualmente soy entrenador. Me gusta montar en bicicleta y competir porque de esta forma consigo probar nuevos métodos de entrenamiento, puedo estar en contacto con deportistas a los que llevo, puedo entrenar con ellos e incluso competir a su lado para ayudarlos a alcanzar sus objetivos. Al final, salir en bicicleta tiene muchos beneficios, tanto a nivel físico como, sobre todo, mental. He tenido épocas complicadas y gracias al ciclismo he conseguido evadirme de ello. También soy ingeniero y, aunque no me he dedicado a ello, he podido aplicar conocimientos al mundo del ciclismo. Por último, soy padre de un niño maravilloso (Noel), que tiene siete años y es el motor de mi vida.

– ¿Cómo fueron tus comienzos sobre la bicicleta?

Empecé en segundo de la E.S.O. Juan, un profesor y psicólogo que teníamos, vino a darnos unas tutorías y nos comentó que tenía una escuela de ciclismo. Cuando escuché eso, se me iluminó la cara. Yo llevaba tiempo montando en bicicleta por el pueblo, El Arenal (Ávila), pero no sabía nada sobre las carreras, ni si había algún club cerca, ni cómo funcionaba ese mundo. Pasé de picarme con mis amigos por las calles del pueblo a apuntarme a un club, y la verdad es que me encantó. Empecé sin saber prácticamente nada. De hecho, al principio tuve algunas caídas porque no sabía llevar bien la bici, y cometí errores en mi primera carrera porque no sabía gestionar mis fuerzas. Sin embargo, en mi segunda carrera ya conseguí ganar, y a partir de ahí encadené varias victorias y aprendí muy rápido.

En cadetes y juveniles estuve en la escuela de ciclismo de Arenas de San Pedro, que la llevaba Juan Soroa. Es que es cierto que había equipos más grandes a los que les interesaba, pero preferí quedarme cerca de casa, con una persona que me enseñó muchísimo, como fue Juan.

– Con 18 años das el salto al equipo Naturgas Energía. ¿Cómo surgió esa oportunidad?

Yo no tenía ni idea de cómo era el campo profesional. Me habían comentado algunas cosas, pero yo no sabía cómo funcionaban los equipos ni qué tenía que hacer para que me ficharan. Fue en la Vuelta a Pontevedra, corriendo cedido en juveniles de segundo, donde gané tres etapas y la general. Gracias a eso, me vieron y me ofrecieron ir a hacer una prueba con la Fundación Euskadi, en el País Vasco. Así que allí me fui, con toda la ilusión, desde Ávila a País Vasco. Hice una prueba de esfuerzo y les gustó, vieron que tenía potencial y decidieron ficharme para el año siguiente. Para mí era todo nuevo: nuevas carreras, nueva gente, nuevos directores… La suerte es que coincidimos un grupo humano maravilloso. De hecho, aún hoy seguimos reuniéndonos cada final de temporada para cenar y salir juntos.

Noel Martín compitiendo con el equipo Naturgas Energía
Imagen vía: Ciclista y Ciclismo

– Estuviste dos años, ¿qué valoración haces de ese periodo dentro del equipo?

Una valoración casi inmejorable. Lo pasamos muy bien y se veía el buen rollo que había fuera de carrera incluso en la propia carrera. Es cierto que a veces cometíamos errores, pero es normal, no dejábamos de ser chavales. Nos reíamos muchísimo, y eso era muy importante. Obtuvimos muy buenos resultados y, en mi caso, eso me ayudó a pasar a profesionales. Aunque, con el tiempo y la madurez, me he dado cuenta de que quizá di ese paso precipitadamente. Ahora pienso que, si hubiese sabido algunas cosas entonces, tal vez las cosas habrían sido diferentes. Por ejemplo, tenía la obsesión de entrenar y correr mucho, sin escuchar realmente a mi cuerpo. Pero claro, tenía 19 años… y era normal cometer esos errores.

– En el equipo coincides con Mikel Landa y Pello Bilbao. ¿Imaginabas que llegarían tan lejos?

Se les veía que tenían algo especial, sobre todo Mikel. Tú le veías y, aunque no se sacrificara ni entrenara tanto como el resto, tenía algo especial. De hecho, Landa solía decir: “yo me pondré serio cuando pase a profesionales, ahora lo que quiero es disfrutar”. Tenía una facilidad increíble, conseguía resultados igual que Ion Izaguirre, que incluso después de una semana sin entrenar seguían rindiendo al máximo. Eso es algo que solo está al alcance de los elegidos; la gente normal si pasa una semana sin entrenar se le suben los caracoles. Pero al final esa mentalidad es lógica. Es cierto que hay que sacrificarse, entrenar y muchas otras cosas, pero no hay que volverse loco si todavía no eres profesional, porque entonces cuando lo seas ya no vas a tener esa vuelta de rosca que dar.

– En 2010 pasas a profesionales con el equipo Orbea. ¿Cómo fue ese salto?

Fue otro salto como los que te he dicho antes, no sabía lo que me iba a encontrar. Tuve mucha incertidumbre, muchos nervios y creo que me tomé todo demasiado en serio a la hora de entrenar y cuidarme. Ese invierno quise hacerlo todo perfecto, entrenaba incluso más de lo que me mandaban. Acabé con anemia y problemas de salud que me obligaron a parar a mitad de temporada y perderme muchas carreras. Aún así, me guardo muchos recuerdos porque tuve la oportunidad de correr con algunos de los mejores ciclistas del mundo, con ídolos que había admirado. Aunque no conseguí grandes resultados, me metí en algunas fugas en las que me lo pasé muy bien. Intenté disfrutar al máximo dentro de toda la exigencia que suponía competir a ese nivel. A base de hostias, aprendí muchísimo.

– Corriste en carreras muy importantes. ¿Qué significó para ti competir al más alto nivel y medirte con ciclistas de élite? ¿Cómo influyó eso en tu desarrollo como corredor?

En todas las carreras se puede aprender algo, ya sea en carreras de más nivel, donde quizá no llegas tan lejos, o en otras de menor nivel, donde puedes aprender cosas distintas. Hay que saber sacar cosas positivas de todo tipo de carreras, porque en eso consiste el deporte. Ganar carreras es muy difícil, y yo no pensaba en ello, pero sí que quería aprender todo lo posible, incluso cuando al principio me costaba simplemente terminar las carreras. Sin duda, fue una experiencia muy valiosa y me ayudó a crecer para llegar a ser el corredor que soy hoy en día. La pena es que después no volví a tener otra oportunidad. A veces pienso que, con un tercer año, ya con más experiencia y madurez, podía haber aprovechado aplicado más ese conocimiento y experiencia que tenía para rendir mejor.

– En 2014, comienzas a competir en ciclismo adaptado con Carlos. ¿Por qué te lanzaste a esa aventura y cómo surgió la oportunidad?

Yo ya conocía al piloto que había sido compañero de Carlos, y me comentaba que tenía que probar esa modalidad, porque además él tenía intención de dejarlo. A final de ese año viajé a Madrid para probar y conocer a Carlos, que acabaría siendo mi primer compañero. Desde el primer momento supe que me encantaba: era como tener dos motores, y en el llano volábamos. Me encantó la sensación. A Carlos también le gustó cómo le llevaba yo, así que empezamos a hablar para concretarlo. En 2014, ya estábamos compitiendo juntos.

En abril hicimos un gran Campeonato de España, donde terminamos segundos. Luego debutamos en la Copa del Mundo y también nos fue muy bien, aunque en la contrarreloj tuvimos una avería cuando íbamos para medalla. En la siguiente prueba de Copa del Mundo conseguimos esa medalla en la crono que se nos había escapado, lo que confirmó que teníamos un nivel muy alto y nos ayudó a ser seleccionados para el Mundial.

– ¿Cómo fue vuestro primer Mundial?

En la contrarreloj íbamos camino del segundo puesto, pero a falta de 300 metros se nos salió la cadena al pasar por un badén y tuvimos que entrar en meta corriendo. Aun así, acabamos sextos, pero teníamos piernas para mucho más.

El domingo siguiente, en la prueba en ruta, salimos con la idea de hacer una carrera dura desde el principio. Nos escapamos con un australiano, pero se quedó enseguida, así que nos tocó hacer una contrarreloj. A falta de tres vueltas nos alcanzó un francés, y cuando llegó le dije a Carlos que pusiera mala cara y que comiera y bebiera bien para guardar un poco (risas). En la última vuelta intentaron atacarnos; yo me sentía bien, pero me preocupaba que Carlos tuviese calambres. Así que le dije que teníamos que esperar a pasar por el mismo badén donde habíamos perdido la crono para lanzar el ataque. Dicho y hecho: salimos del badén, apretamos a tope y logramos ganar el Mundial.

Noel Martín y Carlos González con el maillot arcoíris
Imagen vía: Ciclo 21

– ¿Qué supuso conseguir ese título tras poco tiempo compitiendo junto a Carlos? ¿Fue inesperado?

Para nada me esperaba ese resultado. Aunque es verdad que en ese momento ya me había consolidado en la categoría amateur con buenos resultados, era consciente de lo difícil que era dar el salto al profesionalismo, sobre todo porque había muy pocos equipos. Tenía opciones en Portugal, pero los sueldos eran irrisorios. Además, no me apetecía irme fuera de España, sobre todo porque estaba terminando la carrera.

– Tras dos años de buenos resultados sois seleccionados para Río 2016, donde conseguís tres diplomas (4º ruta, 7º pista y 8º crono). ¿Qué recuerdos tienes de esa experiencia?

La experiencia de los Juegos fue buenísima, es otra vuelta de tuerca más. Al final, los Juegos transcienden a todo el mundo del deporte y es conocido por todas las personas. La preparación, el entrenar mucho, las concentraciones, la Villa, conocer el recorrido…, fue una experiencia muy chula. Incluso hicimos amigos allí de otros deportes. Estuvimos a punto de conseguir una medalla, pero nos adelantaron los ingleses a falta de 300 metros cuando ya estábamos acariciando la medalla. Al final, eso nos sirvió para aprender y para valorar lo que teníamos. Personalmente, se me quedó una espina clavada.

– Tras tu experiencia con Carlos, comenzaste a competir con Adolfo. Sin embargo, dos años después os separasteis y comenzaste una nueva aventura con Christian. ¿Por qué se produjo este cambio?

Fue Adolfo quien decidió cambiar de piloto a finales de 2020. Yo la verdad que me quedé descompuesto y perplejo porque no me lo esperaba para nada, fue un shock total. Yo estaba preparando los Juegos de Tokio desde hace bastante tiempo y, aunque estábamos en pandemia, estábamos entrenando a saco. Por suerte, apareció Christian, que quería volver a correr y se puso en contacto conmigo para proponerme que probásemos juntos. En aquel momento, el tránsito entre comunidades estaba restringido y me salté un poco las normas para ir a Valencia a entrenar con él. Christian me pasó sus datos, empecé a entrenarle y vi que tenía buen motor y que podíamos mejorar.

Corrimos el Campeonato de España de pista y nos fue bien, lo que nos dio mucha moral. El problema es que teníamos un tiempo muy limitado, ya que el Mundial era en junio y ahí nos jugábamos la plaza para los Juegos. Nadie daba un duro por nosotros, porque al final no llevábamos casi tiempo juntos ni teníamos tándem, fue una contrarreloj. Tuvimos que comprar un cuadro para la bicicleta y luego montar las piezas por separado, porque en pandemia era complicado conseguir todo en un mismo sitio. Pero al final conseguimos llegar al Mundial en óptimas condiciones después de haber entrenado y trabajado mucho.

– Christian y tú vivís vuestro mejor año en 2021. En junio conseguís el campeonato del Mundo y en agosto el bronce en los Juegos de Tokio. ¿Qué recuerdos tienes de aquel verano?

En el Mundial teníamos muy claro cómo tenía que ser la carrera, y salió todo a la perfección. Quizá no éramos los más fuertes, pero supimos jugar nuestras cartas, movernos bien y aprovechar el momento cuando atacaron los neerlandeses para irnos con ellos. En el esprint final pudimos remacharles. Tácticamente fue una carrera de 10, y gracias a esa victoria nos aseguramos el billete para los Juegos. Si me lo hubieran dicho unos meses antes, no me lo habría creído.

Noel Martín y Christian Venge con el maillot arcoíris
Imagen vía: RFEC

Después del Mundial solo tuve un par de días de descanso, y a la semana siguiente ya estaba compitiendo en el Campeonato de España individual. Ese verano entrenamos a tope, con concentraciones, mucho trabajo en condiciones de calor, e incluso usando calefactores después de entrenar, porque en Tokio íbamos a enfrentarnos a muchísimo calor y humedad. La verdad es que fue un verano muy duro, pero en el que mejoramos muchísimo. Llegamos en un estado de forma espectacular, batiendo todos nuestros registros, mejores tiempos en puertos… Fue el mejor estado de forma de mi carrera deportiva, sumando la madurez que ya tenía. Además, tenía ganas de demostrar que se habían equivocado conmigo en algunos casos.

Salimos con mucha ambición en los Juegos y al final salió bien. Es cierto que fue en la prueba que menos esperábamos, la contrarreloj, porque habíamos preparado más la ruta. El hándicap que teníamos era que llevábamos un tándem con frenos de zapata, mientras que casi todo el mundo usaba de disco.  A pesar de que hacía calor, salió el día lluvioso y, claro, la zapata con el carbono en mojado frenaba poquísimo. Eso nos limitó mucho en la ruta, pero en la crono sí que pudimos sacar la medalla.

Christian Venge y Noel Martín, medalla de bronce en la contrarreloj
Imagen vía: © Israel Gardyn / CPE.

– ¿Cómo fue ese periodo de adaptación y cómo conseguisteis lograr rendir a tan alto nivel tan pronto?

La verdad es que no es fácil de explicar. La única clave fue trabajar, trabajar y trabajar. Desde el principio nos pusimos un objetivo claro y nos centramos únicamente en lo que nosotros podíamos controlar, con el objetivo de llegar en las mejores condiciones posibles. Sabía que teníamos motor, porque Christian ya había tenido muy buenos resultados. Pese a que él era veterano, seguía rindiendo a un gran nivel, y yo me sentía en plenitud. Así que decidimos enfocarnos al 100% en lo que podíamos controlar.

– Dejando de lado el ciclismo adaptado, ya compitiendo con el Vigo-Rías-Baixas tuviste un accidente muy grave en la Vuelta a Cantabria. A nivel personal, ¿qué aprendizaje te llevas de esa situación tan difícil?

Me llevo muchísimos aprendizajes, pero el más importante es que la salud lo es todo. Sin salud, no hay nada. Aprendí también a valorar y disfrutar las pequeñas cosas de la vida. Muchas veces nos dejamos llevar por el estrés o las preocupaciones, cuando en realidad deberíamos agradecer simplemente poder despertarnos cada día y sentirnos bien. Hay muchas personas que, por distintas razones, no pueden disfrutar de eso y darían lo que fuera por tener un solo día de bienestar. Por eso, debemos aprovechar cada momento como si fuera el último, porque nunca sabemos qué puede pasar mañana.

– ¿Cómo de importante fue el apoyo de tu familia y amigos en aquellas semanas?

Fue fundamental y me sentí muy acompañado. Menos mal, porque los días se hacían eternos, y sin los mensajes de ánimo de la gente todo habría sido mucho más difícil. La estancia en la UCI fue durísima, nunca en mi vida he sentido tanto dolor como en esos días. Tengo mucho que agradecer a mi familia y a mis amigos. En especial, a mis padres. En cuanto pudieron, vinieron a estar conmigo, aunque no les conté toda la verdad para no preocuparles.

– Tu madre, Mayte Infante, empezó en el ciclismo por tu recomendación y ha logrado grandes éxitos. ¿Qué significa para ti verla conseguir tantos logros?

Que mi madre monte en bicicleta ya es un orgullo, pero que encima consiga los resultados que logra es para quitarse el sombrero. Es una persona que ha pasado por momentos muy duros con sus operaciones de rodilla, el cáncer… y aun así sigue con una ilusión tremenda cada vez que corre. Se pone nerviosa como yo. Además, hace un esfuerzo enorme. Yo en una carrera estoy unas horas sobre la bici, pero ella muchas veces pasa mucho más tiempo pedaleando, pasa más calor… Es digno de admirar y, para mí, es un ejemplo de superación.

– Recientemente estuviste en la Titan Desert de Marruecos, donde ganaste una etapa —al igual que en 2024—. ¿Qué es lo que más te atrae de esta carrera?

La Titán me atrae en todos los sentidos. Me encanta el ambiente que se vive, las historias que descubres… Además, conoces a personas que te hacen ver que las cosas que tú haces son fáciles. Gente que ha superado enfermedades, que compite con una sola pierna… eso sí que tiene mérito.  Compartir carrera con ellos es un baño de realidad y te recuerda lo importante que es valorar la salud. Además, hay otros aspectos que la hacen única: la navegación, el desierto —que tiene algo mágico—, dormir todos juntos, vivir sin lujos… Más que una carrera, es una aventura.

Noel Martín vence la segunda etapa de la Titan Desert Marruecos
Imagen vía: Aitzol Bilbao Andres

– ¿Qué supone para Noel Martín haber logrado vencer en una prueba con tanto renombre?

Supone mucho. Cuando gané, no me lo creía. Al final yo he tenido buenos resultados en la carretera y en el ciclismo adaptado, pero en Mountain Bike ya es otro mundo, ya que influyen otras cosas. Es una modalidad que cada vez me gusta más. Aunque todavía tengo muchas cosas que mejorar, me encanta y quiero seguir practicándola durante mucho tiempo. Fue un sueño cumplido ganar en una prueba que llevaba tanto tiempo siguiendo, pero a la que, por diferentes circunstancias, no había podido ir nunca.

– ¿Cuál es la modalidad que más te gusta?

Cada modalidad tiene su encanto, pero si me tengo que quedar con una, la que más me gusta es el gravel. Mezcla parte de la bicicleta de carretera, que te permite rodar rápido y me gusta mucho, con los terrenos más técnicos, que te obligan a pensar. Aunque también es verdad que en Mountain Bike puedes llegar a lugares espectaculares, y con la bicicleta de carretera puedes conocer sitios que sería más difícil visitar con otro tipo de bici. Pero, en realidad, me gustan todas.

– Conseguiste una gran segunda posición en los Nacionales de gravel. ¿Qué balance haces de este logro?

Fue otro logro desbloqueado, por así decirlo. No me lo esperaba porque llegaba cansado de la Titán, pero acabé muy contento. Me gustaría preparar los Nacionales mejor en los próximos años y tener un mejor material. Este año, el circuito me venía bien y lo aproveché. Menos en ciclocross, ya tengo medalla en todas las disciplinas de los Campeonatos de España. Aunque el CX es una modalidad más complicada porque se corre en invierno y las carreras son más cortas.

– Conoces bien a Iván Romeo. ¿Cuál crees que es su techo?

Iván tiene un motor enorme y la cabeza muy bien amueblada, es muy inteligente. Eso le va a hacer llegar muy lejos y conseguir muchísimas cosas. Es cierto que ya ha conseguido un Mundial, pero todavía tiene toda su carrera por delante y mucho margen de mejora. Lo que más destaco de él es su inteligencia.

– Has compartido muchos años con Mikel Landa. En el Giro de Italia, nuevamente tuvo mala suerte con su caída en la primera etapa. ¿Cómo se afronta una caída en la que pierdes todas tus opciones y todo el trabajo realizado?

Lo de Mikel ha sido una mala suerte terrible, como ya le ha pasado en alguna ocasión. Sin duda, es una de las partes más duras del deporte de alto nivel: preparas a conciencia un gran objetivo, pones todo de tu parte, y de repente aparece algo inesperado que tira por tierra todo ese esfuerzo. Para afrontar situaciones así se necesita tener una cabeza fuerte. No es fácil mantener la motivación cuando, por causas ajenas, ves desaparecer todas tus opciones. Es en momentos como este cuando se demuestra que los deportistas están hechos de otra pasta.

– ¿Cómo crees que volverá?

Yo creo que Mikel va a volver bien. Se ha dado cuenta que no está al nivel de los mejores, pero sabe que tiene el nivel para ayudar a Remco y hacer las cosas bien. Tiene clase y motor para estar ahí, sabe cómo tiene que entrenar y se conoce a la perfección, por eso creo que va a volver bien. Ha callado la boca a mucha gente que le daba por acabado; por ejemplo, el año pasado hizo un Tour espectacular. Ahora ofrece un mejor rendimiento como gregario que como líder, porque la presión de liderar un equipo también es difícil de llevar. Sin duda, como gregario ha demostrado ser de los mejores, siempre está cuando se le necesita, y eso vale muchísimo. Sin gregarios, no hay líderes.

– Para ir terminado, ¿te ves compitiendo muchos años más?

No lo sé, porque, aunque baje un poco el pistón, voy a seguir compitiendo. Primero, porque me gusta; segundo, porque es una oportunidad de estar con mis deportistas; y tercero, porque la competición me ha permitido conocer a gente, viajar y llevar una vida más saludable. Cuando pierda esa ilusión por competir, lo dejaré, pero por el momento eso no ha pasado y el cuerpo pide marcha.

– ¿Qué es lo mejor y lo peor que te ha dado el ciclismo?

Lo mejor ha sido la gente que he conocido, los lugares y poder ganarme la vida con esto. Más allá de las victorias, lo que realmente he disfrutado es todo el camino recorrido, los kilómetros que he hecho, los sitios a los que he viajado… Al final te das cuenta de que hay que disfrutar el camino, y creo que yo lo he hecho. Estoy muy orgulloso de todo lo que he conseguido. Hace unos años nunca me habría imaginado todo lo que iba a vivir, y eso me hace estar muy contento con mi carrera.

¿Lo peor? Las caídas. Son malos momentos que te hacen preguntarte si al final merece la pena vivir todo esto. Pero si sigo aquí, es porque creo que todo ha merecido la pena. A excepción de la gravísima caída que mencionamos antes, considero que he tenido suerte, porque podría haber sido mucho peor.

– ¿Qué deseo le pide Noel Martín al futuro?

Al futuro le pido salud y que no haya caídas ni percances. El resto que venga lo que tenga que venir. Me estoy ganando la vida como entrenador, que es algo que no me cuesta porque me paso el día hablando con deportistas y no pienso que esté trabajando. Con eso estoy muy contento, porque he encontrado un trabajo que me gusta y me permite vivir de mi pasión. Por último, quiero seguir disfrutando de ver cómo crece mi hijo y que tenga salud y sea buena persona.

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