Samuel Sánchez: “Gravel Ground va a ir creciendo exponencialmente”

La isla de La Palma será el foco de atención para los amantes del gravel la próxima semana. Desde el 29 de octubre hasta el 3 de noviembre, Gravel Ground celebra su segundo aniversario, y qué mejor forma de festejarlo que contando con la presencia de su embajador, el medallista olímpico Samuel Sánchez. El ciclista ovetense ha estado muy ligado a esta disciplina desde su retirada en 2017, hasta el punto de convertirse en campeón del mundo máster 45 en el Mundial de gravel del Véneto 2023.

Tras una primera edición en la que no pudo estar presente, Samu aterrizará en La Palma para afrontar un desafío que, como él mismo dice, “me ha hecho cambiar media bicicleta”. Durante cuatro días y tres noches, 50 participantes, entre los que se encuentra el campeón olímpico, disfrutarán de una prueba en la que su exigente recorrido y sus paisajes idílicos serán sus grandes atractivos.

En vísperas de su nueva aventura, Samu Sánchez nos atiende para contarnos cómo se está preparando para Gravel Ground, cuáles son los aspectos que más le gustan de esta prueba y qué elementos debería tener la gente en cuenta antes de afrontar esta carrera.

¿Cómo surgió la oportunidad de ser embajador de Gravel Ground?

El primer contacto ya fue el año pasado, pero tuvimos un problema de fechas y no pude asistir. De todos modos, yo dije que me agradaría mucho, porque es algo que no he hecho nunca. Además, es una carrera de gravel de cuatro días, cosa que tampoco he experimentado. Gravel Ground no es competitivo, sino más bien una experiencia de convivencia: disfrutar del evento y de la gente, dormir a la intemperie y ver los paisajes. Es algo diferente que no he hecho nunca.

En solo dos años se está consolidando como una prueba destacada dentro del gravel no competitivo. ¿Qué hace tan especial a esta carrera?

Lo que hay que tener claro es que es una prueba que va dirigida a otro tipo de público. Lo digo porque amigos míos, a los que no les gusta el dorsal, me dicen que les comente y que si tienen buen feedback les gustaría participar. Es gente que le gusta este tipo de aventuras: estar un poco más tranquilos, no ir con prisa, disfrutar un poquito más de la bicicleta, llevar “la casa a cuestas”… Es decir, vivir una experiencia desde otro prisma. Ahí es donde Gravel Ground se está centrando y puede abrir un melón que todavía no acaba de deshojarse.

La prueba en sí se lleva a cabo en un paraje idílico como es la isla de La Palma, eso es un atractivo muy importante. La climatología suele ser buena y la zona volcánica es atractiva, eso la gente lo valora. A partir de ahí, este año será la segunda edición y creo que va a ir creciendo exponencialmente.

A ti, personalmente, ¿qué es lo que más te gusta?

Pues mira, he tenido que cambiar media bicicleta, eso para empezar (risas). Mi fast gravel la estoy convirtiendo en una slow gravel. He tenido que cambiar neumáticos, añadir una bolsa delante, cambiar desarrollos, cambiar los pedales… En ese sentido, esta es la primera cosa que me ha llamado la atención. Es una aventura de cuatro días, ya que, aunque no seamos autosuficientes porque si tienes algo urgente vas a tener asistencia, tienes que ser precavido con lo que guardas, por si tienes algún problema o se producen cambios meteorológicos. Luego, el tema de dormir a la intemperie, en tiendas de campaña, es una experiencia muy bonita que nunca he experimentado. Sí que es cierto que hay antecedentes en bicicleta de montaña, como en el caso de la Titan Desert, pero en gravel esta prueba es pionera.

En 270 kilómetros se acumularán más de 8.600 metros de desnivel positivo. ¿Qué te parece el recorrido de esta segunda edición?

Esa es otra de las cosas que me ha llamado la atención y me ha llevado a cambiar la mitad de la bicicleta. Hablaba con gente de la organización y yo les decía que me comentasen un poco qué desarrollos utilizar, porque yo llevo un grupo de carretera en la bicicleta de gravel —un Dura-Ace con un 34-34— que es insuficiente. He hecho una pequeña adaptación para meter un poco de desarrollo, ya que el primer día es la etapa más dura con 2.700 metros de desnivel en solo 80 kilómetros, eso en gravel es muchísimo. La gente que viene a hacer esta prueba tiene que saber que es dura, no puedes tirarte a los leones con una espada que no corte. Hay que estar un poco preparado y tener una buena condición física.

Como ya has comentado, sus paisajes son uno de los grandes atractivos de la carrera. ¿Qué es lo que más te atrae de la naturaleza de La Palma?

Por desgracia, todos sabemos lo que ocurrió con la erupción del volcán, pero la naturaleza a veces nos regala estos paraísos. La zona alta de la isla, donde no hubo pérdidas de casas ni de zonas agrícolas, nos va a dejar una estampa bonita. Poder pedalear por zonas donde hay lava volcánica y ver las vistas a más de 2.000 metros siempre es bonito; además, te hace estar en contacto con la naturaleza. Es lo bueno que tiene este deporte, que tu oficina es la naturaleza, y en una bicicleta de gravel más si cabe.

Precisamente, sus dos últimas etapas transcurrirán por zonas que se vieron afectadas por la erupción del volcán. Es una buena iniciativa por parte de la organización, ¿no?

Es una iniciativa que está muy bien. Todos tenemos que solidarizarnos con este tipo de desgracias y, por qué no, hacer un pequeño tributo de manera sostenible sobre la bicicleta para enseñar a la gente lo que ocurrió. Si esto sirve para que haya un poco de sinergia o economía circulante que ayude a atraer turismo, siempre está bien. Estos eventos siempre tienen un fin y, en este caso, es muy positivo para la isla de La Palma.

¿Qué ventajas tiene el gravel respecto a la carretera o MTB?

Es un poco personal, porque hay personas a las que esta disciplina les parece demasiado rápida y no buscan tanta velocidad. Sin embargo, hay otra gente que le gusta la bicicleta de montaña y le gusta ir por zonas más técnicas; pero claro, hay otras a las que el MTB le parece demasiado peligroso y escogen el gravel. Digamos que esta disciplina busca un punto intermedio, te permite meterte por caminos pero sin buscar el extremo en descensos imposibles, en este sentido es un poco más conservadora. Lo que también tiene esta disciplina es que es inclusiva, ya que puedes mezclar carretera y entrar en caminos que no tengan demasiada dificultad.

Samuel Sánchez
Imagen vía: MMR Bikes

Dentro del gravel, ¿qué disciplina es tu favorita?

Bueno, yo creo que mi testimonio está un poco sesgado, porque toda mi carrera he sido ciclista de competición y me he ganado la vida así, tengo ADN competitivo. Sin embargo, tengo que decir que con los años te baja un poco ese ansia y cada vez te cuesta un poco más ponerte a punto, ya que la competición requiere muchos sacrificios.

Cuando haces una salida de gravel con amigos no necesitas esa exigencia física, eso es lo bueno de esta disciplina, que tiene una horquilla muy amplia: tienes el fast gravel, que a nivel de números medios se va muy rápido, el bikepacking, pruebas de ultradistancia competitivas y luego hay eventos como Gravel Ground, que conjuga un híbrido entre un bikepacking y una prueba que te permite ir un poco más tranquilo. También es una disciplina en la que el componente técnico manda, la bicicleta que voy a utilizar va a ser la misma con la que corrí hace poco una World Series, pero tengo que hacer varios cambios para correr en otro tipo de gravel.

¿Qué consejo le darías a una persona que va a participar por primera vez en una prueba de estas características?

Normalmente, la gente que ya anda en bicicleta tiene buena condición física. Es lo que digo, no puedes pretender hacer una Quebrantahuesos, que son 200 kilómetros, sin apenas entrenar, porque es más perjudicial que positivo, y lo mismo ocurre en una prueba de cuatro días como Gravel Ground. Tienes que tener un mínimo estado físico y acertar en el material, porque esto puede hacer que vuelvas con una buena experiencia o con una mala. Hay que acertar con todos esos elementos externos que engloba el andar en bicicleta. 

El año pasado, las condiciones climáticas fueron cambiantes. Desde tu punto de vista, ¿cómo hay que afrontar una prueba cuando la climatología es inestable?

En el ciclismo mandan las condiciones climatológicas con las que salgas. ¿Por qué? Porque si sales lloviendo ya tienes que llevar ropa de agua, pero claro, si luego la previsión es que va a hacer sol y que va a subir la temperatura, tienes que ser capaz de quitarte esa ropa, guardarla y poder meterla en las bolsas. Lo mismo al revés, si sales con sol y tienes que ponerte ropa, hay que llevar prendas adecuadas para luego ponerte encima. Por ejemplo, si sales con agua y sabes que va a hacer sol, lo que no puedes hacer es salir con un culotte y maillot largo; sería salir con un culotte corto, unas perneras cortas, un maillot, un chaleco, unos manguitos y un chubasquero encima. Es la técnica de la cebolla, ir quitando capas. 

En el ciclismo profesional, cuando ya era un poco más veterano, veía a los jóvenes acercarse a la parte trasera del autobús para ver cómo me iba a vestir. Al final, en una carrera de cinco horas pasas por muchos cambios de clima y saber vestirse es fundamental.

Habrás aprendido mucho de tus tres participaciones en el Giro, ¿no?

Sí, sí. Hay carreras en las que saber vestirse es un arte. Aunque es cierto que a veces te pasas, porque, aunque llueva y haga frío, tu cuerpo va sudando y sube la temperatura corporal. Hay que tener en cuenta que el cuerpo necesita transpirar y el exceso de ropa, o la misma de mala calidad, puede hacer que cojas un pajarón a las dos o tres horas por deshidratación.

El compañerismo es una de las premisas de la carrera. ¿Fue este factor uno de los elementos que más te llamaron la atención de Gravel Ground?

Sí, porque cuando haces una prueba no competitiva lo que se acaba quedando son las relaciones humanas y el saber empatizar. Si alguien pincha y no tiene experiencia en poner una mecha, siempre es bueno tener a alguien que te ayude. En caso de que vayas con alguien que se le esté haciendo un poco larga la carrera, le puedes ayudar marcando un ritmo más asequible a su estado físico. Son cosas que siempre son buenas. Una vez que me he retirado del ciclismo profesional, para mí el salir en bicicleta es algo muy social y me gusta ir con gente a la que pueda aportar mi conocimiento y mi experiencia. Esto da valor a Gravel Ground.

¿Cómo acabarías satisfecho tu primera participación en Gravel Ground?

Pues mira, te voy a confesar una cosa hablando de todo esto: no pinchar, porque nunca he puesto una mecha (risas). La teoría la sé y he visto cómo se hace, pero nunca he puesto una. Lo haré y es fácil, porque me lo han explicado mis amigos. Pero no me gustaría nada quitar la rueda, ensuciarme con el líquido del tubeless y tener que cambiar la cámara. Siempre me ha fastidiado mucho pinchar encima de una bicicleta y no me gustaría tener ninguna avería mecánica. A partir de ahí, que todos terminemos el evento con una sonrisa en la boca y habiendo hecho nuevos amigos. 

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