El ciclismo español vive un momento de transición. Tras un Tour de Francia y una Vuelta a España sin protagonismo nacional, las críticas han sido numerosas en los medios especializados. Sin embargo, el futuro puede ser más prometedor de lo que parece gracias a una nueva generación de ciclistas.
En 2007, España vivió una de sus épocas doradas en el Tour de Francia: Alberto Contador ganó la carrera, mientras Carlos Sastre, Haimar Zubeldia, Alejandro Valverde, Mikel Astarloza y Óscar Pereiro lograban situarse dentro del Top 10. Una hazaña difícil de repetir en la actualidad.
Hoy, con rivales de la talla de Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, alcanzar el maillot amarillo resulta complicado. Aunque corredores como Enric Mas, Juan Ayuso y Carlos Rodríguez mantienen vivas las esperanzas, el máximo nivel parece todavía lejano.
Aun así, el futuro se construye con talento emergente. Entre los nombres más destacados sobresalen Adrià Pericas y, sobre todo, Benjamín Noval, hijo de uno de los grandes gregarios de Armstrong.
Noval ya ha demostrado su potencial: campeón de España en MTB, fondo en carretera y contrarreloj en categoría júnior. Con solo 16 años ha firmado un contrato de dos temporadas con el poderoso equipo INEOS, lo que supone un salto directo al World Tour.
Su actuación en el último Mundial júnior también dejó huella. Partía como uno de los favoritos a medalla, pero una caída injusta le privó de luchar por el podio.
Aunque todavía queda un año para verle competir al máximo nivel, Noval representa la esperanza de que España vuelva a soñar con un podio en el Tour de Francia. Su talento y compromiso invitan a pensar que, con trabajo y paciencia, el ciclismo nacional puede recuperar su lugar entre los grandes.
¿Podrá España volver a vestir de amarillo en París? Difícil, pero no imposible.