En esta crónica repasaremos la evolución deportiva y cultural del Tour, desde sus orígenes hasta la edición de 2025, poniendo especial énfasis en su impacto global y en los hitos que hicieron grande esta carrera.

Publicidad Tour de Francia 1903 Vía WIKIPEDIA

Para todos llega el verano como un momento de descanso y de disfrutar, de alejarse de las grandes urbes y contactar con nuestro yo interno y poder así, recargar pilar de cara al próximo curso. Pues así llega la Grande Boucle o el más conocido como Tour de Francia, para los aficionados del ciclismo, carrera esperada durante todo el año.

Nacido en 1903, es la prueba ciclista más prestigiosa y seguida del mundo, que ya cuenta con más de un siglo de historia. Originalmente concebido como un evento publicitario por el diario L’Auto, el Tour se convirtió de un atractivo fundamentalmente nacional en “el mayor acontecimiento deportivo anual de varios días” del planeta. Cada verano, las carreteras francesas y europeas se llenan de aficionados (millones in situ y miles de millones por televisión) para presenciar la batalla entre los mejores ciclistas del pelotón mundial. Ganadores legendarios (Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain, entre otros) dejaron su huella en los podios, récords y descripciones de los libros de historia deportiva.

Tour de Francia 2025: recorrido, fechas, favoritos y novedades

Recorrido Tour de Francia 2025. Vía LeTour

El Tour de Francia 2025 (112.ª edición) se disputará del 5 al 27 de julio de 2025 y, por primera vez desde 2020, recorrerá íntegramente territorio francés. La salida (“Grand Départ”) tendrá lugar el 5 de julio en Lille (norte de Francia) y la carrera culminará, como tradición, en los Campos Elíseos de París el 27 de julio. En total serán 21 etapas (3.320 km) que incluirán 7 etapas llanas, 6 de media montaña, 6 de alta montaña (con cinco finales en alto) y 2 contrarreloj individuales. Destacan varias llegadas en alto, como Hautacam, Tourmalet, Mont Ventoux, Courchevel-Col de la Loze (estrenada desde Courchevel) y La Plagne. De hecho, el recorrido total supera los 50.000 m de desnivel acumulado, lo que apunta a un Tour entre los más montañosos de la historia reciente.

Los grandes favoritos al triunfo general son los dos últimos campeones: Tadej Pogačar (Eslovenia) y Jonas Vingegaard (Dinamarca). Tras el Tour 2024, casi todo el pelotón los sitúa como favoritos principales. El año previo (tras Dauphiné) incluso destacaron que el duelo Pogačar–Vingegaard “domina las quinielas”. Entre otros candidatos aparecen el belga Remco Evenepoel y Joao Almeida. En cuanto a novedad, cabe señalar que la jornada final en París será la número 50 en terminar en la avenida de los Campos Elíseos.

En definitiva, el Tour 2025 promete ser un reto épico: 21 etapas con montañas majestuosas y un pelotón súper competitivo donde los “especialistas” en la montaña se enfrentarán cada día con espectaculares paisajes, como destacaba el propio director Christian Prudhomme al comentar que la carrera está “perfecto para escaladores profesionales” .

Nacimiento del Tour y su evolución (siglos XX–XXI)

El Tour de Francia nació en 1903 gracias a Henri Desgrange, director del diario L’Auto, que buscaba aumentar las ventas de su periódico con una carrera ciclista de resistencia alrededor de Francia. El primer Tour (6 etapas y 2.428 km) fue ganado por Maurice Garin; de hecho Garin amplió su ventaja final a casi 3 horas, el margen más amplio de la historia moderna. En sus inicios, el Tour era una carrera de etapas kilométricas, por entonces en su mayor parte sin los sofisticados equipos de hoy: corredores iban en solitario o con ayuda mínima, y las etapas incluían terrenos imposibles en bici de aquella época (hasta 1910 no se incluyeron los primeros puertos de montaña en los Pirineos).

Con el paso de las décadas el Tour fue incorporando transformaciones deportivas clave. Alzó su perfil con la expansión de las etapas de alta montaña (el Tour de 1910 introdujo el Tourmalet) y con la implementación de tecnología (primeras bicicletas con cambios de marchas en los años 30, luego contrarrelojes cronometrados, etc.). También fue evolucionando el formato competitivo: tras los escándalos de principios de siglo (por ejemplo, el Tour de 1904 terminó en disputa), se introdujeron equipos nacionales y extranjeros, métodos más estrictos de control de dopaje y la reglamentación moderna. Solo por mencionar ejemplos: en 1953 Louison Bobet inauguró su triplete francés (victorias 1953–55), y en los 70 Eddy Merckx dominó ganando siete clasificaciones secundarias en un mismo Tour (amarilla, verde, puntos, etc.).Históricamente la carrera ha sufrido solo interrupciones durante las guerras mundiales (suspendida de 1915 a 1918 y de 1940 a 1946).

Años 50 en adelante

A partir de la segunda mitad del siglo XX el Tour se internacionalizó: primero difundido por TV en 1952, llegó a transmitir etapas por todo el mundo. Sin embargo, también padeció momentos oscuros como los escándalos de dopaje (caso Festina en 1998, laureles retirados a Lance Armstrong en 2012, etc.), hechos que llevaron a endurecer controles anti-drogas en las últimas décadas. En el siglo XXI el Tour se ha consolidado como un espectáculo global anual, combinando la tradición de sus 21 etapas (incluyendo etapas de alta montaña y cronos) con los avances tecnológicos (bicis de fibra de carbono, transmisión en vivo mundial, datos biométricos) y la profesionalización absoluta del pelotón.

Historia del maillot amarillo: origen, simbolismo y récords

Grandes ganadores portando el Maillot . Vía LEquipe.

El maillot amarillo es la prenda más emblemática del Tour: lo porta el líder de la clasificación general en carrera. Su origen se remonta a 1919, cuatro años después de la guerra, cuando el organizador Henri Desgrange decidió distinguir al corredor que marchaba primero por tiempos. Se escogió el color amarillo porque era el color del papel de L’Auto (el diario patrocinador), cuyas páginas eran amarillas. El primer ciclista que lo vistió fue Eugène Christophe en la 11ª etapa de 1919; curiosamente, el vencedor final de esa edición (Firmin Lambot) fue el primer “ganador” oficial de la prenda. Desde entonces, el maillot amarillo se ha vuelto sinónimo de liderazgo en la general.

Técnicamente, el jersey original era de lana pesada; con el tiempo se ha modernizado: hoy está hecho de tejidos sintéticos ligeros y transpirables (para el máximo confort), y luce patrocinios en la pechera (Crédit Lyonnais, ahora LCL, es sponsor desde 1987) y en los hombros. Comercialmente, la prenda se convirtió en un valioso activo publicitario: por ejemplo, Crédit Lyonnais introdujo la tradición de entregar un “león” de peluche (su mascota) al corredor con el maillot en cada etapa, como símbolo de su marca.

Grandes Portadores

Eddy Merckx máximo portador del maillot amarillo . Vía Wikipedia

Entre sus anécdotas y récords destacan figuras históricas: Eddy Merckx llevó el maillot amarillo durante 96 días de carrera (récord absoluto), seguido por Hinault (75 días) e Induráin (60). Solo tres ciclistas han portado el maillot amarillo desde la primera hasta la última etapa: Ottavio Bottecchia (Tour 1924), Nicolas Frantz (1928) y Romain Maes (1935); curiosamente Maurice Garin, liderador de 1903 desde el inicio, nunca llegó a vestirse de amarillo porque aún no existía el jersey. Otro episodio singular es la “triple corona” de 1969, cuando Merckx fue el único en la historia en llevarse la camiseta amarilla (victoria general), la verde (puntos) y la de lunares (montaña) en el mismo Tour.

Máximos ganadores del Tour (siglos XX y XXI)

Hasta la actualidad, solo cuatro ciclistas han ganado cinco Tours cada uno: Jacques Anquetil (Francia), Eddy Merckx (Bélgica), Bernard Hinault (Francia) y Miguel Induráin (España). Induráin ostenta la particularidad de haber conseguido sus cinco títulos de forma consecutiva (1991–1995). En el siglo XXI, el británico Chris Froome ganó cuatro Tours (2013, 2015–2017), quedando muy cerca del récord, mientras que el esloveno Tadej Pogačar ya acumula al menos tres títulos (2020–2021; también el más reciente 2024) y apunta a alcanzar o superar esos cinco. Lance Armstrong en su día ganó siete Tours seguidos (1999–2005), pero en 2012 fue sancionado por dopaje y se le retiraron todas esas victorias, viviéndose uno de los episodios más negros de la historia del Tour.

El Tour en el siglo XX y XXI: momentos destacados

A lo largo de más de un siglo de historia, el Tour de Francia ha sido escenario de gestas memorables, rivalidades legendarias y transformaciones profundas que han marcado tanto la evolución del ciclismo como la cultura deportiva contemporánea. Divididos entre los siglos XX y XXI, estos momentos representan hitos que han definido el carácter épico de la carrera más prestigiosa del calendario mundial.

Siglo XX: El tiempo de los pioneros y las leyendas

El siglo XX sentó las bases de la mitología del Tour, en una época en la que el esfuerzo físico y el espíritu de superación lo eran todo. Fue un periodo de descubrimientos, hazañas individuales y héroes que marcaron a generaciones enteras.

  • 1903: El nacimiento del mito
    Maurice Garin se impone en la primera edición del Tour, inaugurando una prueba que desde el principio combinó dureza, espectáculo y un vínculo directo con el paisaje francés.
  • 1910: La montaña entra en escena
    Con la inclusión del Col du Tourmalet, el Tour añade un nuevo componente épico: la alta montaña. Octave Lapize, vencedor de aquella etapa, pronunció la célebre frase «¡sois unos asesinos!» al llegar a la cima, símbolo del sufrimiento que impondrían los puertos pirenaicos.
  • 1934: Nace la contrarreloj individual
    Antonin Magne gana un Tour en el que, por primera vez, se introduce la modalidad de contrarreloj, una innovación que cambiaría la estrategia de carrera para siempre.

Segunda mitad siglo XX

  • 1952: Fausto Coppi y el dominio en los Alpes
    El ciclista italiano protagoniza una de las actuaciones más recordadas, imponiéndose en varias llegadas en alto y marcando el inicio del Tour moderno como espectáculo de montaña.
  • 1969: Eddy Merckx, el ciclista total
    En su debut, el belga logra una victoria aplastante al conquistar la general, la montaña, la regularidad y múltiples etapas. Su reinado durante los años siguientes lo convertiría en uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos.
  • 1986: Hinault vs. LeMond, la tensión entre compañeros
    El Tour presencia una batalla interna en el equipo La Vie Claire. Bernard Hinault y Greg LeMond protagonizan un conflicto de liderazgo que concluye con la victoria del estadounidense, el primero de su país en ganar la carrera.
  • 1991–1995: Miguel Induráin, dominio y regularidad
    El navarro conquista cinco Tours consecutivos, imponiendo una fórmula basada en contrarrelojes devastadoras y control férreo en montaña. Su estilo calculador y eficiente marcó una época.

Siglo XXI: El Tour entre la polémica y la renovación

En el siglo XXI, el Tour de Francia ha sido testigo de una intensa transformación. A la sombra de los escándalos por dopaje siguieron años de renovación y nuevas rivalidades, marcadas por la irrupción de talentos jóvenes y avances científicos y tecnológicos.

Década 00s

  • 2003: Centenario bajo sospecha
    Lance Armstrong logra su quinto título consecutivo en la edición del centenario, aunque años después sería desposeído de sus siete victorias por dopaje, marcando uno de los episodios más oscuros en la historia del deporte.
  • 2010: El «Chaingate» entre Contador y Schleck
    Una cadena caída marca la rivalidad entre Alberto Contador y Andy Schleck. El español aprovecha el incidente para atacar y vestir de amarillo, aunque posteriormente perdería el título por una sanción por dopaje, que otorgó la victoria definitiva al luxemburgués.
  • 2012: El ciclismo británico toma el relevo
    Bradley Wiggins se convierte en el primer británico en ganar el Tour. Su victoria representa el inicio del dominio del equipo Sky, basado en datos, análisis y un control meticuloso del rendimiento.
  • 2013–2017: El reinado de Chris Froome
    Chris Froome se erige como la gran figura de la década al conquistar cuatro ediciones del Tour (2013, 2015, 2016 y 2017). Su combinación de potencia en contrarreloj, capacidad de escalada y estrategia de equipo —junto al poderoso Team Sky— definieron una nueva era de supremacía. Froome supo responder en momentos clave, como en Peyragudes 2017 o en la mítica etapa del Mont Ventoux en 2016, cuando tuvo que correr a pie tras un accidente. A pesar de las dudas y sospechas que marcaron su carrera, su dominio fue incuestionable en términos deportivos.

Década 20s

  • 2020: La revolución de la juventud
    Tadej Pogačar, con solo 21 años, arrebata el Tour a su compatriota Primož Roglič en la penúltima etapa, gracias a una actuación descomunal en la contrarreloj. El ciclismo entra en una nueva era protagonizada por corredores cada vez más jóvenes y explosivos.
  • 2022–2024: Vingegaard vs. Pogačar, el duelo del presente
    Jonas Vingegaard y Tadej Pogačar ofrecen un espectáculo de altísimo nivel durante dos ediciones consecutivas. Con ataques constantes en puertos míticos como el Col de la Loze o el Col de Marie-Blanque, protagonizan una de las rivalidades más emocionantes del ciclismo moderno, marcada por el respeto mutuo y el talento desbordante.
  • 2024 Marck Cavendish. El Británico ha hecho historia en el Tour de Francia al convertirse en el ciclista con más victorias de etapa, superando el récord de Eddy Merckx con 35 triunfos. Destacado velocista, ha dominado los sprints durante más de una década. Su constancia y capacidad explosiva lo consolidaron como leyenda del Tour. Además, logró portar el maillot verde en 2011 como mejor sprinter.
Mark Cavendish consiguiendo su última y gran victoria en el Tour. Vía BestBuddies

Ciclistas españoles en el Tour

Orígenes de la participación española

Los ciclistas españoles comenzaron a dejar huella en el Tour desde antes de tener grandes triunfos generales. El primero en disputar etapas del Tour fue Vicente Blanco en 1909 (quizá el primer español que corrió en 1904 había sido un vasco, según investigaciones recientes), y el primer triunfo de etapa lo obtuvo Salvador Cardona en 1929. Sin embargo, el primer español que ganó el Tour fue Federico Martín Bahamontes, en 1959, consolidando su apodo de “Águila de Toledo” gracias a su extraordinaria capacidad escaladora.

A partir de ahí otros ciclistas españoles empezaron a participar con más regularidad y a destacar en las clasificaciones de la montaña o del sprint. Por ejemplo, en los años 30 y 40 el pasense Mariano Cañardo firmó varios podios en etapas, y en los 50 se sumaron a Bahamontes corredores como Luis Ocaña (aunque su gran momento llegaría en los 70). Con el paso de los años, la presencia española pasó de meramente testimonial a plenamente competitiva, con equipos nacionales fuertes y patrocinadores apoyando a corredores ibéricos en cada edición.

Ganadores españoles del Tour

España ha desempeñado un papel fundamental en la historia del Tour de Francia, especialmente desde la segunda mitad del siglo XX. A lo largo de las décadas, varios corredores españoles no solo han conquistado la clasificación general, sino que han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva del ciclismo internacional por su estilo, valentía y regularidad en la montaña y la contrarreloj.

Federico Martín Bahamontes: el pionero y “Águila de Toledo”

Bahamontes con el Maillot amarillo. Vía AS

Federico Martín Bahamontes fue el primer español en ganar el Tour de Francia, en 1959. Especialista en la alta montaña, logró además seis maillots de lunares rojos como mejor escalador y se convirtió en una figura mítica del ciclismo europeo. Su carácter excéntrico y su capacidad para atacar en los puertos más duros lo convirtieron en leyenda viva, reconocido incluso por el Tour como el mejor escalador de su historia.

Luis Ocaña: talento y tragedia

Ganador Luis Ocaña del Tour 73 .Vía Wikipedia

El gran Luis Ocaña fue uno de los ciclistas más potentes de su generación y principal rival del gran Eddy Merckx. Su victoria en el Tour de 1973 fue rotunda, pero su carrera estuvo marcada por la mala suerte, como la dramática caída en 1971 cuando lideraba la general. Su estilo agresivo y decidido le valió un lugar destacado entre los campeones malogrados que pudieron ganar mucho más.

Pedro Delgado: emoción y ataque

Maillot Amarillo Perico Delgado . Vía Wikipedia

“Perico” Delgado encarnó el ciclismo de ataque durante los años 80. Ganó el Tour en 1988 y fue tercero en 1987 y 1989. Su carisma, su conexión con el público y sus espectaculares ataques en montaña lo convirtieron en uno de los ciclistas más queridos de España. También fue el precursor inmediato de una nueva era dorada para el ciclismo español.

Miguel Induráin: el dominador silencioso

Miguel Indurain y sus 5 Tours. Vía Marca

Miguel Induráin es, sin duda, el ciclista español más laureado en la historia del Tour. Con cinco victorias consecutivas entre 1991 y 1995, igualó la hazaña de Anquetil y Merckx, aunque lo logró sin polémicas ni escándalos. Su estilo se basaba en un control absoluto de la carrera, con contrarrelojes devastadoras y una capacidad excepcional para administrar esfuerzos en la montaña. Su figura transcendió lo deportivo y se convirtió en símbolo de una España moderna y competitiva.

Óscar Pereiro: la victoria inesperada

Óscar Pereiro ganador Tour 2006. Vía Marca

En 2006, tras la descalificación de Floyd Landis por dopaje, Óscar Pereiro fue oficialmente reconocido como vencedor del Tour. Aunque no estaba entre los favoritos al inicio de aquella edición, su constancia y capacidad de adaptación en una carrera convulsa le permitieron entrar en la historia como uno de los pocos españoles ganadores del maillot amarillo.

Carlos Sastre: el triunfo de la perseverancia

Carlos sastre ganador Tour 2008 . Vía EuropaPress

En 2008, Carlos Sastre logró una victoria histórica al imponerse en el Alpe d’Huez y consolidar su liderato hasta París. Su triunfo fue el resultado de años de trabajo silencioso como gregario de lujo, hasta que se le presentó la oportunidad en el equipo CSC. Fue un ejemplo de constancia, humildad y sacrificio.

Alberto Contador: el talento explosivo

Alberto Contador ganador Tours 2007 y 2009. Vía Marca

Alberto Contador ha sido uno de los corredores más completos y espectaculares del ciclismo moderno. Ganó el Tour en 2007 y 2009, aunque también fue inicialmente vencedor en 2010, perdió ese título por una sanción por dopaje. Su estilo ofensivo, su capacidad para atacar en cualquier terreno y su mentalidad ganadora lo convirtieron en uno de los ciclistas más admirados de su generación. Es además uno de los pocos corredores que ha ganado las tres grandes vueltas.

Grandes duelos históricos

El Tour ha sido testigo de rivalidades antológicas.

Entre las más recordadas está Anquetil vs. Poulidor (1962-1964): Jacques Anquetil, ya tricampeón, y Raymond Poulidor, el “eterno segundo”, se enfrentaron en varias ediciones; su duelo del 13 de julio de 1964 en la etapa final al Puy de Dôme (Montaña de los Dioses) es legendario: Anquetil aguantó el ataque de Poulidor para mantener la amarilla de manera dramática.

Otro duelo épico fue LeMond vs. Fignon en 1989, decidido en los últimos metros de la etapa final, donde Greg LeMond adelantó a Laurent Fignon por apenas 8 segundos.

En la era contemporánea, Chris Froome vs. Alberto Contador protagonizaron duros enfrentamientos en 2014 y 2017; por ejemplo en 2014 Froome ganó el Tour en la contrarreloj final por escasos segundos sobre Contador.

Finalmente, el duelo más reciente ha sido Pogačar vs. Vingegaard (Tour 2021–2024): ha marcado una de las rivalidades más intensas del ciclismo moderno. Desde 2021, ambos se han alternado en la cima del Tour, ofreciendo batallas épicas en montaña y contrarreloj. Vingegaard ha destacado por su fortaleza estratégica y solidez, mientras que Pogačar impresiona por su explosividad y ambición ofensiva. Su enfrentamiento representa una nueva edad dorada del Tour de Francia.

Puertos míticos del Tour

Col du Tourmalet

Figura 1: Estatua en el Col du Tourmalet, uno de los puertos más legendarios del Tour de Francia.

El Col du Tourmalet (2.115 m) es quizá el puerto más emblemático del Tour. Introducido en 1910 por Desgrange (quien envió al guía Alphonse Steinès a rastrear el Pirineo), se ha ascendido en 81 de las 108 ediciones hasta 2021. Esto lo convierte en el paso de montaña más transitado en la historia del ciclismo profesional. Su fama radica en la dureza de la ascensión y en la espectacularidad del entorno.

En su cumbre se alza una estatua metálica de un ciclista (ver foto), homenaje a los miles de corredores que han desafiado este puerto. Etapas en el Tourmalet han decidido la clasificación de la montaña (en los 50 Bahamontes allí cimentó su leyenda) y a veces el Tour mismo (por ejemplo, Anquetil e Indurain impusieron su ley en una llegada allí). Sin duda, subir el Tourmalet es para todo ciclista un rito de paso en la “Grande Boucle”.

Alpe d´Huez

Figura 2: Escena típica en la ascensión a L’Alpe d’Huez, con público entusiasta en cada curva.


El Alpe d’Huez (1.860 m) es célebre por sus 21 curvas que trepan sin descanso. Se introdujo por primera vez en el Tour de 1952, y desde entonces se ganó un lugar sagrado en la cultura de la carrera. Cada subida al Alpe es un espectáculo de afición: miles de fanáticos enardecidos alinean la carretera pintada con nombres de ciclistas, gritando y lanzando flamas (antorchas) a los corredores (como en la foto).

Deportivamente, sus rampas suelen romper la carrera: aquí cayeron leyendas como Andy Hampsten (vendió su ganador del 89 sufriendo hipotermia) o celebró Nairo Quintana (su primer final en 2013). Etapa clásica del Tour, el Alpe d’Huez es sinónimo de valentía y gloria de montaña. Su fama es tal que su nombre inspira escaladas similares en el mundo entero, y su ascenso anualmente es un momento culminante de la Grande Boucle.

Mont Ventoux

Figura 3: El temido Mont Ventoux, “Gigante de Provenza” (cumbre calva a la derecha).


El Mont Ventoux (1.909 m), apodado “Gigante de Provenza” o “la Calva” por su cumbre pelada, se hizo famoso en el Tour tras su debut en 1951. Su localización aislada (se levanta solo sobre la llanura de Vaucluse) y su ascenso agónico lo han hecho inolvidable. Ventoux ha sido escenario de gestas heroicas: en 1967 el británico Tom Simpson colapsó fatídicamente bajo un sol implacable y el influjo de drogas, marcando para siempre ese día de julio.

Décadas después, en 2009 el español Alberto Contador confirmó allí su triunfo general en el Tour (primera vez que la penúltima etapa acababa en lo alto del Ventoux). Los vientos cálidos llamados “mistral” lo convierten en un reto extra: en la cima se han registrado ráfagas de más de 300 km/h, obligando a veces a cerrar la carretera. Desde la cima se contempla un páramo de rocas blanquecinas (como en la foto), símbolo del Tourmalet de la Provenza: duro, solitario y legendario.

Col du Galibier


El Col du Galibier (2.645 m) es normalmente el techo de la carrera cuando se pisan los Alpes franceses. Primero subido en 1911, ha sido ascendido en 64 ocasiones, el segundo más frecuente tras el Tourmalet. El Galibier encarna la épica alpina: subidas largas, aire fino y vistas imponentes. En 1935 se produjo aquí un episodio trágico: el español Francisco Cepeda falleció al descender tras una caída, siendo la primera muerte oficial en la historia del Tour.

Pero también se han escrito gestas en sus vertiginosos kilómetros: en el Tour de 1998 Marco Pantani atacó con ferocidad en el Galibier y recuperó cuatro minutos al líder Jan Ullrich en apenas 4 km. Técnicamente es un puerto imponente y, como puede verse en la imagen, atraviesa un valle abierto por el glaciar. En verano atrae a campeones y aficionados a partes iguales; cruzar su cima es sinónimo de alto honor para cualquier escalador del pelotón. En conjunto, Tourmalet, Alpe d’Huez, Ventoux y Galibier (junto con otros míticos como Aubisque o Iseran) son los escenarios que han forjado la leyenda del Tour en la montaña.

Conclusión: el Tour como evento deportivo, cultural e histórico global

Más allá de los nombres y etapas, el Tour de Francia es un fenómeno deportivo y cultural mundial. Es la carrera por etapas más antigua y famosa del calendario ciclista, uno de las tres “Grandes Vueltas”, y cada año reúne a los mejores ciclistas en un desafío épico.

Su influencia trasciende lo deportivo: es una tradición veraniega que cubre Francia de galas y banderas, convierte a pueblos aislados en escenarios internacionales y proyecta imágenes emblemáticas (camiseta amarilla, pelotón zigzagueante por montañas, Campos Elíseos vibrantes).

En términos históricos, ha sobrevivido guerras mundiales, evoluciones técnicas (de la bici sin cambios a los equipos aero de fibra de carbono) y debates éticos (dopaje), adaptándose a cada época sin perder su esencia de prueba suprema de resistencia.

Como resumió el propio presidente de la UCI, David Lappartient, la celebración de cada edición es casi un “milagro” global que reúne a millones en torno al ciclismo. En definitiva, el Tour de Francia sigue siendo no solo el mayor espectáculo del ciclismo mundial, sino un evento deportivo de alcance cultural e histórico universal, donde se combinan la épica humana, la belleza del paisaje y la pasión de la multitud en cada julio.

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