La Milán- San Remo: casi 300 kilómetros entre Lombardía y Liguria. De Milán, la industrial y brumosa, a San Remo, la soleada y pintoresca. Es el primer monumento del año. Marca el inicio de la primavera y se la conoce como La Classicissima.
14 de abril de 1907. Son las 4:30 de la madrugada y la primera Milan- San Remo de la historia acaba de tomar la salida bajo una lluvia torrencial. Un reducido pelotón de 33 ciclistas, en su mayoría italianos y franceses, se dispone a iniciar una prueba que se acabaría convirtiendo en historia de este deporte. El promotor, Eugenio Costamagna, director de La Gazzetta dello Sport, hace realidad su propuesta de crear una exigente y kilométrica carrera entre dos importantes ciudades italianas de norte a sur.
Recorrer los casi 300 kilómetros de Milán a San Remo se hacen eternos. Caminos embarrados, el viento y el frio son una constante en esta primera edición. Solamente concluirían la carrera 14 ciclistas. El primero en cruzar la línea de meta en Via Roma es el francés Lucien Petit-Breton, tras más de 11 horas de carrera. Le secundan en el pódium su compatriota Garrigou y el italiano Giovanni Gerbi, segundo y tercero respectivamente. La historia de La Classicissima no ha hecho nada más que empezar.

El italiano Giovanni Gerbi durante la primera edición de la Milán-San Remo. Foto: da moreschiphoto.it
Constante Girardengo: el primer dominador de la Milán-San Remo
El primer gran dominador de la carrera fue Constante Girardengo, primer campeonissimo del ciclismo italiano. Consiguió alzar los brazos en San Remo hasta en seis ocasiones. La primera en 1918 y la última en 1928. Girardengo gozó de una gran popularidad en un país que todavía se encontraba deprimido tras los estragos de la Primera Guerra Mundial. Además de seis victorias en San Remo, logró llevarse el Giro de Lombardía o la general del Giro en dos ocasiones y numerosas victorias de etapas. Girardengo asentó las bases del ciclismo italiano, que tuvo en sus más inmediatos sucesores a leyendas como Alfredo Binda, Gino Bartali y Fausto Coppi. Todos ellos vencedores con múltiples victorias en San Remo.

Fausto Coppi durante la Milán-San Remo de 1959. Foto: Raffaele Spiazzi
Tras la finalización de la II Guerra Mundial, la Milán -San Remo es la primera clásica ciclista que se disputa. En esa primavera, la de 1946, resalta la figura de Fausto Coppi con una actuación memorable. Coppi, que había estado preso en un campo de prisioneros durante 20 meses por la contienda bélica, logra la vitoria tras más de 150 kilómetros de escapada en solitario. Il Campionissimo se erige en un héroe de Italia, entusiasmando a un país en ruinas y sumido en la pobreza. Coppi consigue elevar al ciclismo en algo más que un deporte en el país transalpino, lo convierte en un fenómeno social y cultural fundamental en la sociedad italiana.
Miguel Poblet, el primer español en triunfar
Para el ciclismo español hay que hacer mención especial para la edición de 1957 con la victoria de Miguel Poblet. El barcelonés fue el primer gran clasicómano del ciclismo nacional. Una rara avis del ciclismo español, desenvolviéndose mejor en el llano que en la montaña. En 1959 volvió a repetir triunfo. Ningún español volvería a ganar en San Remo hasta 2004 con la victoria de Oscar Freire.

Miguel Poblet se hace con el triunfo en la Milán – San Remo de 1957. Foto:RAI
En 1960 la organización de la carrera incluye por primera vez la subida al Poggio, a menos de 5 kilómetros de la llegada. Giuseppe Ambrosini, uno de los directores de la Gazzetta dello Sport, justificó la inclusión para “terminar con esas malditas llegadas masivas en la recta de meta”. El Poggio es corto y suave, menos de cuatro kilómetros de ascensión a un ligero 4% de media, pero es la única oportunidad de romper un sprint masivo. Se acabaría convirtiendo en el emblema de la carrera.
Si hay un nombre a destacar por encima de todos en la Milán-San Remo es el de siempre. El que se mantiene de forma permanente en los anales de la historia del ciclismo: Eddy Merckx .El belga participó 10 veces en San-Remo y consiguió 7 victorias, récord absoluto. En 1966, con apenas veinte años, hace su primera aparición y sorprende a los grandes favoritos. Aguanta en la subida al Poggio y lanza un poderoso sprint que le lleva a la victoria. Conseguiría seis victorias más, cada una de forma diferente, ya fuera en solitario, en grupo reducido o en sprint masivo.

Eddy Merckx y Godefroot subiendo el Poggio de San Remo. Foto: RAI
En 1982 se incluye también la subida de la Cipressa, algo más larga y dura que el Poggio, situada a unos 25 kilómetros de meta. El objetivo sigue siendo endurecer el tramo final para que el desenlace de la carrera no sea un sprint masivo.
El Poggio de San Remo
Cada monumento tiene su emblema: El Tour de Flandes (Oude Kwaremont), la Paris-Roubaix (Bosque de Arenberg), La Lieja ( La Redoute), el Giro de Lombardía ( Muro di Sormanoo) y la Milán San Remo el Poggio. De todos los emblemas de los monumentos, es el Poggio de San Remo el que menos intimida, en especial al ciclista aficionado que quiera afrontarlo. Pero Il Poggio di San Remo (La colina de San Remo) es el símbolo de la Classicissima. Se puede decir que tras los casi 290 kilómetros que tienen que superar los corredores hasta llegar aquí prácticamente nunca pasa nada. Es en las suaves pendientes del Poggio donde se desatan las hostilidades. La subida a potencia máxima del Poggio, y su posterior vertiginoso descenso por las curvas de herradura hasta llegar a la línea de meta, es un momento clave para todo aficionado ciclista cada temporada
La Milán-San Remo puede que sea el monumento más previsible y fácil, pero el más difícil de ganar. Buena prueba de ello es que desde 2008 ningún corredor ha sido capaz de revalidar triunfo en la recta final de Vía Roma. Es la única carrera del ciclismo moderno que mantiene un kilometraje del ciclismo de antaño, y quizá tenga el final más nervioso y electrizante de la temporada ciclista. Ganar en San Remo, la joya de la Liguria, la ciudad de las flores, la del festival de música, es formar parte del patrimonio histórico del ciclismo. Es La Classicissima.