Después de un mes y medio rodando entre monumentos ciclistas como Strade Bianche, Flanders y Amstel, tocaba ponerle el broche de oro a esta primavera con una experiencia que llevaba tiempo esperando: la ciclo de la Lieja, oficialmente conocida como Liège–Bastogne–Liège Challenge 2025. Un reto duro, auténtico y profundamente gratificante, ideal para quienes amamos las jornadas de media montaña en estado puro.
Elegí la distancia intermedia de 163 km, que mantiene el alma del recorrido profesional sin entrar en la locura total de la versión completa. Una jornada de ciclismo real, con paisajes majestuosos, cotas legendarias y un desnivel acumulado de más de 3.000 metros, que pone a prueba tanto a las piernas como a la cabeza.
¿Qué es la ciclo de la Lieja?
Para muchos ciclistas aficionados, la ciclo de la Lieja es mucho más que una marcha cicloturista. Es una oportunidad de vivir la historia del ciclismo desde dentro, recorriendo las mismas carreteras que han coronado a campeones como Merckx, Hinault o Valverde.

Su recorrido es un auténtico rompepiernas: pendientes constantes, sin apenas llanos, cotas que aparecen cuando menos te lo esperas, y ese ambiente clásico del ciclismo belga. Todo eso hace que este evento destaque entre las cicloturistas europeas más icónicas.
Cotas emblemáticas de la ciclo de la Lieja: donde la historia y el sufrimiento se cruzan
Mi primera vez en la ciclo de la Lieja, las cotas no son simples subidas. Así me había preparado para los pilares del mito. Cada una guarda una historia, una leyenda y, para los cicloturistas, un desafío que va más allá de lo físico: son pruebas mentales y emocionales que te conectan con los grandes del ciclismo.
Roche à Frêne
Distancia: 2.2 km Pendiente media: 5.8% Pendiente máxima: 11% Altitud máxima: 450 m aprox. Es la primera gran cota que realmente cambia el tono del recorrido. Hasta aquí has ido subiendo y bajando colinas sin grandes nombres, pero cuando aparece Roche à Frêne, todo se vuelve más serio. La subida es larga para los estándares ardeneses, y aunque su pendiente media puede parecer asequible, la sensación de continuidad sin descanso te va minando. En la segunda mitad, los tramos más empinados aparecen sin aviso. Para mí fue el punto donde el cuerpo me dijo: esto no será un paseo. Respiración agitada, piernas que empiezan a pesar, y la mente buscando concentración. Pero también, un primer subidón emocional, porque estar ahí ya es parte del sueño.
La Redoute
Distancia: 1.6 km Pendiente media: 9.5% Rampas máximas: 13-15% Altitud máxima: 292 m Ubicación: Remouchamps (Aywaille) La joya de la corona. Subida icónica, símbolo de la carrera profesional. La encaré sabiendo lo que venía, pero eso no la hace menos dura. Los primeros 300 metros son un mazazo: entras de golpe en el 13% y ves que no hay descanso. El asfalto está pintado con nombres de campeones belgas, la curva intermedia se llena de ánimos y el entorno grita ciclismo. Fue el momento más épico del día: puro esfuerzo, emoción y conexión con el pasado glorioso de la clásica. La Redoute me exigió todo, pero me lo devolvió con creces.

Roche-aux-Faucons
Distancia: 1.6 km Pendiente media: 9.5% Rampas máximas: 13-15% Altitud máxiDistancia: 1.3 km Pendiente media: 11% Rampas máximas: 15-16% Altitud máxima: 222 m Ubicación: Méry, a 15 km de meta Una de las más recientes en la historia de Lieja, pero ya clave en la carrera. Para el cicloturista, es un muro corto pero brutal tras más de 130 km. La entrada es directa, con curva cerrada y cambio brutal de pendiente. Fue una de mis favoritas del día. Pese al desgaste, encontré ritmo desde el inicio. El entorno natural, precioso: arbolado, silencioso, con vistas al valle. Una cota dura, pero donde sentí que aún tenía control.a: 292 m Ubicación: Remouchamps (Aywaille) La joya de la corona. Subida icónica, símbolo de la carrera profesional. La encaré sabiendo lo que venía, pero eso no la hace menos dura. Los primeros 300 metros son un mazazo: entras de golpe en el 13% y ves que no hay descanso. El asfalto está pintado con nombres de campeones belgas, la curva intermedia se llena de ánimos y el entorno grita ciclismo. Fue el momento más épico del día: puro esfuerzo, emoción y conexión con el pasado glorioso de la clásica. La Redoute me exigió todo, pero me lo devolvió con creces.
Banneux, la meta ciclo de la Lieja más traicionera
Distancia: 1.3 km Pendiente media: 7.6% Rampas máximas: 10% Altitud máxima: 375 m La emboscada final. Llegas a Banneux con todo el depósito en rojo. El inicio parece suave, pero enseguida se empina. Lo que más duele no es la pendiente, sino el momento en que llega. Para mí, fue el mayor sufrimiento del día. Las piernas protestaban, el pulso se disparó, y completar la cota fue una cuestión de orgullo. Tras coronarla, solo quedaban unos pocos kilómetros hasta la meta: los completé vacío, pero feliz.
Clima perfecto y terreno ideal
La edición 2025 de la ciclo de la Lieja fue aún más especial gracias al clima seco y soleado, algo poco habitual en esta región. Esto permitió disfrutar al máximo del entorno: bosques frondosos, pueblos tranquilos y colinas verdes, todo bajo un cielo azul que realzaba la belleza del recorrido.

Para un ciclista aficionado como yo, el perfil de media montaña que ofrece esta clásica es ideal: exigente, pero gestionable. Permite sufrir, sí, pero dentro de una zona de control donde se puede disfrutar del esfuerzo y mantenerse en ritmo.
Un final de primavera épico
Tras completar la ciclo de la Lieja, siento que he cerrado una etapa brillante de mi vida cicloturista. Ha sido un viaje entre monumentos, pero también un viaje personal de superación y disfrute.

Strade Bianche me dio polvo y belleza; Flanders, pavé y lucha; Amstel, alegría y cerveza. Pero fue Lieja, con su seriedad, su desnivel y su carácter, la que me ofreció el reto más puro y completo. La ciclo de la Lieja 2025 quedará en mi memoria como una jornada perfecta de ciclismo, esfuerzo y pasión por la ruta.
