Una nueva aventura en las Ardenas belgas, después de haber vivido la magia de la Amstel Gold Race Experience 2025, toca mirar al sur. Mi próximo reto es la Lieja-Bastoña-Lieja Challenge 2025, una de esas citas marcadas en rojo en el calendario cicloturista europeo. Participaré por primera vez en el Liège–Bastogne–Liège Challenge, y lo haré en la distancia intermedia de 155 km, con salida y llegada en Banneux, sumergiéndome en el terreno quebrado, exigente y profundamente histórico de las Ardenas belgas.
La Doyenne, una clásica con mayúsculas
Conocida como La Doyenne, La Decana, la Lieja-Bastoña-Lieja es una de las carreras profesionales más antiguas del ciclismo. Su versión cicloturista Lieja-Bastoña-Lieja Challenge 2025, que se celebra el día anterior a la prueba élite, permite a miles de ciclistas revivir esa misma leyenda pedaleando por sus cotas más célebres y compartiendo el mismo trazado que los grandes campeones.

Para enfrentar esta prueba, he medido el pasado fin de semana con mis esfuerzos en la parte final de la ciclo de la Amstel con esas subidas cortas y explosivas. También he aprendido a dosificar mejor, algo que será clave en una ruta tan ondulada. La idea no es ir a tope, sino disfrutar, sufrir con cabeza y llegar a Banneux con esa sonrisa que solo se consigue al superar un reto mayúsculo.
Afronto mi primera Lieja-Bastoña-Lieja Challenge
Estudiando el recorrido, veo que los primeros kilómetros invitan a dejarse llevar, a guardar fuerzas. Las cotas verdaderamente duras como La Redoute y Saint-Nicolas llegan en el último tercio, y seguramente será fácil pasarlo mal si llego vacío.
La alimentación será clave para tener las reservas necesarias. Las subidas llegarán seguidas, y si me olvido de alimentarme, seguro que lo pagaré. Cada 30-40 minutos habrá que meter algo al cuerpo. Prefiero las barritas que los geles, pero algo caerá fijo. Fruta al desayuno y seguro un par de plátanos pequeños, unos bananitos para meter en el bolsillo del maillot. Y claro, beberé incluso cuando no me lo pida el cuerpo.

He tenido la suerte de hacer una ruta después del fin de semana en Limburg, en Holanda. Hemos pasado la frontera y he podido conocer alguna de las subidas que tienen las Ardenas belgas, preciosas. Pero me di cuenta rápido que no puedo subestimar las pendientes. Mi bicicleta gravel con llantas de carretera rodadora, está lista con plato pequeño de 34 dientes y un piñón de 32 me puede marcar la diferencia entre subir a ritmo o subir sufriendo de pie y al límite.
Aunque parece exigente, también creo que será una de las rutas más bonitas y con mejor ambiente que podré disfrutar en este intenso mes de Clásicas. No dejaré pasar la ocasión para levantar la cabeza, ver los bosques, los pueblos, los aficionados… sin duda todo formará parte de la experiencia. Sin dejar de pensar en el Dios Eolo, el dichoso viento puede ser traicionero en algunas zonas abiertas. En la primera parte intentaré rodar con otros ciclistas entre cotas, seguro ahorraré energía y sumaré compañía.
El recorrido de 155 km del Lieja-Bastoña-Lieja Challenge 2025, no tan corto, no tan fácil
Aunque no es la distancia completa, los 155 kilómetros del recorrido que haré están lejos de ser un paseo. Se acumulan más de 2.300 metros de desnivel positivo, repartidos en un perfil rompe-piernas con un rosario de cotas que castigan sin descanso. Aquí, las subidas no son largas como en los Alpes, pero sí muy intensas, muchas veces sin ritmo, con pendientes que superan con facilidad el 10 o incluso el 20%.
He visto fotos y algún que otro vídeo en redes sociales. El recorrido atraviesa las verdes colinas de las Ardenas, con bosques cerrados, ríos tranquilos y pueblos que parecen salidos de otra época. Es un paisaje que acompaña el esfuerzo, que ofrece recompensas visuales mientras se lucha cuesta arriba. Cada curva esconde una nueva postal. Cada subida, una batalla ganada.
Côte de La Redoute, el muro con historia
Entre todas las cotas del recorrido, la Côte de La Redoute no solo es la más icónica, sino la más simbólica. Situada cerca del pueblo de Remouchamps, esta subida de 1,6 km al 9,5% de media, con rampas que rozan el 20%, representa el alma de la Lieja-Bastoña-Lieja Challenge 2025. Su nombre proviene de una antigua fortificación napoleónica en la cima, pero hoy su fama viene del ciclismo.

Aquí es donde Eddy Merckx, el gran caníbal, empezó a escribir su leyenda. Y desde entonces, cada edición profesional pasa por ella como una especie de ritual, un momento de verdad en el que se separan los aspirantes de los campeones. En la televisión, esta cota es inconfundible: estrecha, asfixiante, con grafitis de Lotto y banderas belgas ondeando al viento, y una curva cerrada en forma de “S” que marca el punto más empinado. Subirla La Redoute no será solo un desafío físico. Es casi un paso de consagración para cualquier ciclista que ama este deporte. Sabes que por allí pasaron los más grandes, y ahora me tocará a mi dejar mi pequeña huella.
Côte de Saint-Nicolas, la última trampa
Ya en los últimos kilómetros, cuando las fuerzas estén al límite, llegará la temida Côte de Saint-Nicolas. Es una subida corta pero explosiva, con un perfil urbano y una pendiente media del 8,6% en poco más de un kilómetro. No solo castiga por su dureza, sino porque llega justo antes del final, cuando mis reservas estarán al mínimo y el corazón ya me laterá a tope.

Una cita con la historia… y conmigo mismo
Participar en la Lieja-Bastoña-Lieja Challenge 2025 es algo más que un reto físico. Es estar dentro de la historia viva del ciclismo, pisar los mismos muros que leyendas como Merckx, Valverde o Pogacar. Es una manera de conectar con el deporte que amamos, de medirnos, de disfrutar con cada pedalada… y de sentir que somos parte de algo grande.
¡Vamos a por ella!