Llegamos a final del mes de mayo inmersos en el Giro d’Italia y con clásicas como la Tro Bro Leon, además de tantos otros monumentos, ya disputados y pensando en las siguientes ediciones. Sin embargo, esta clásica francesa nos obliga a hacer un alto en el camino y reflexionar acerca de su identidad e importancia. ¿Podría ser esta clásica francesa digna de ser parte del World Tour como lo es la Strade Bianche?
Tro Bro Leon, una clásica con historia
La carrera se disputó por primera vez en 1984, recorriendo los campos de Bretaña, una región que desde entonces se ha mantenido como el alma de este evento. La clásica francesa nació en 1984 gracias a la iniciativa de Jean-Paul Mellouët, un apasionado del ciclismo que, en busca de recursos para costear la educación de sus hijos, decidió organizar una carrera. En aquella primera edición, los participantes aportaban apenas un euro para competir. Con el paso del tiempo, el evento fue creciendo en prestigio y convocatoria, hasta alcanzar más de 200 corredores en la línea de salida en 1998. Su nombre, de origen bretón, ya marca una diferencia con otras clásicas francesas como la París-Roubaix. En lugar de enfrentarse a los adoquines del norte, esta prueba se desarrolla por caminos agrícolas, lo que le otorga un carácter particular.
¿Por qué no es tan reconocida esta clásica?
Su ausencia del calendario World Tour es uno de los factores que la mantiene al margen del foco mediático del ciclismo internacional. Esto significa que los equipos no están obligados a participar. Aunque los equipos franceses suelen acudir por tratarse de una carrera nacional, muchos otros optan por no hacerlo, ya que coincide con el Giro de Italia en muchas ocasiones. Esta superposición le ha restado protagonismo, relegándola a un segundo plano, en contraste con la París-Roubaix, que acapara toda la atención un mes antes.
A la carrera —que se mantuvo en el ámbito amateur durante 16 años antes de profesionalizarse en el año 2000— no parece afectarle su lugar en la periferia del ciclismo internacional. Sin embargo, su continuidad es valiosa. Competiciones con este carácter único son cada vez más escasas, y la diversidad en el calendario resulta esencial tanto para mantener el interés de los corredores como el de los aficionados. Afortunadamente, los organizadores del Tour de Francia y de la París-Roubaix, Amaury Sport Organisation (ASO), se asociaron con el Tro Bro Leon para ofrecer su apoyo desde detrás de escena.
Un premio que resulta cuanto menos… curioso
Lo que realmente distingue a la Tro-Bro Léon no está solo en sus caminos de tierra ni en su historia, sino en un premio que no se ve en ninguna otra parte del calendario ciclista: un cerdo. Sí, un cerdo real. Cada año, el primer ciclista bretón en cruzar la meta recibe este insólito trofeo, símbolo de orgullo regional y de una conexión viva con el campo que rodea la carrera. La tradición, apoyada desde el inicio por los ganaderos locales, no solo refuerza el vínculo con la tierra, sino que añade un toque único a una competición que nunca quiso parecerse a las demás.
Este año, el famoso cerdo bretón fue para Valentin Madouas, del Groupama-FDJ, quien cruzó la meta en tercera posición, siendo el mejor corredor local clasificado. La victoria fue para Bastien Tronchon, en una jornada redonda para el Decathlon AG2R La Mondiale, que firmó un impresionante doblete junto a su compañero Pierre Gautherat, segundo en meta. Una edición más, la Tro Bro Léon demostró que sigue siendo una carrera distinta, impredecible y profundamente arraigada en su tierra.
¿Qué futuro tiene la Tro Bro Leon?
La Tro Bro Léon captó finalmente la atención del gigante del ciclismo mundial en el año 2021. Amaury Sport Organisation (ASO), responsable de eventos emblemáticos como el Tour de Francia y la París-Roubaix, ha sumado a esta pequeña gran joya del calendario francés a su red de competiciones. Fiel a su identidad, la organización del evento seguirá en manos de Jean-Paul Mellouët, su fundador y alma mater, pero ahora contará con el respaldo logístico, mediático y comercial de ASO, lo que supone un impulso decisivo para su proyección internacional. Con este acuerdo, los organizadores buscan asegurar el futuro de una carrera que ha sido fiel a sus raíces y que muchos consideran la hermana menor de la París-Roubaix.
Para ASO, la alianza no es un simple movimiento estratégico. Pierre-Yves Thouault, director de ciclismo de la empresa, lo resumía así en 2021: «Para nosotros es muy bonito poder respaldar el ciclismo de Bretaña. El Tro-Bro Léon ofrece un escenario único en términos de recorrido, lo que ha supuesto un modelo para que ASO se inspirase a la hora de organizar la París-Tours, con tramos por entre viñedos». Quién sabe si algún día veremos a esta clásica francesa dentro del calendario World Tour.